La
atmósfera terrestre es un factor clave que sustenta el ecosistema planetario.
Esta fina capa de gases que envuelve la Tierra se mantiene en su sitio gracias
a la gravedad del planeta. Está compuesta por un 78 % de nitrógeno, un 21 % de
oxígeno y trazas de otros gases. La presión atmosférica disminuye con la
altitud. La capa de ozono de la Tierra desempeña un papel esencial en la
reducción de la cantidad de radiación ultravioleta que llega a la superficie.
Ya que el ADN puede verse fácilmente dañado por esta radiación, la capa de
ozono actúa de escudo que protege la vida en la superficie. La atmósfera
también retiene calor durante la noche, reduciendo por tanto las temperaturas
extremas diarias.
Las
variaciones del tiempo atmosférico tienen lugar casi exclusivamente en la parte
baja de la atmósfera, y actúa de sistema convectivo para redistribuir el calor.
Las corrientes oceánicas son otro factor importante para determinar el clima,
especialmente la circulación termohalina submarina, que distribuye la energía
calorífica de los océanos ecuatoriales a las regiones polares. Estas corrientes
ayudan a moderar las diferencias de temperatura entre el invierno y el verano
en las zonas templadas. Es más, sin las redistribuciones de energía calorífica
que realizan las corrientes oceánicas y atmosféricas, los trópicos serían mucho
más cálidos y las regiones polares mucho más frías.
El
tiempo puede tener a la vez efectos beneficiosos y perjudiciales. Los fenómenos
meteorológicos extremos, como los tornados o los huracanes, pueden emplear
grandes cantidades de energía en su trayectoria y arrasar con todo lo que
encuentren a su paso. La vegetación superficial ha desarrollado una dependencia
de la variación estacional del tiempo, y los cambios repentinos, aunque sólo
duren algunos años, pueden tener un efecto devastador, tanto en la vegetación
como en los animales que dependen de ella para alimentarse.
El
clima planetario es una medida de la tendencia del tiempo atmosférico a lo
largo del tiempo. Pueden influir en él varios factores, como las corrientes
oceánicas, el albedo superficial, los gases de efecto invernadero, las
variaciones en la luminosidad solar y los cambios en la órbita del planeta.
Basándonos en los registros históricos, hoy sabemos que la Tierra ha sufrido
drásticos cambios climáticos en el pasado, incluso glaciaciones. El clima de
una región depende de una cierta cantidad de factores, como la latitud. Una
franja latitudinal de la superficie con características climáticas similares
conforma una región climática. En la Tierra, existen varias de estas regiones,
que van del clima tropical en el Ecuador al clima polar en los polos. En el
tiempo también influyen las estaciones, que resultan de la inclinación del eje
de la Tierra con respecto a su plano orbital. De esta forma, en cualquier
momento dado durante el verano o el invierno, hay una parte del planeta que
está más directamente expuesta a los rayos del Sol. Esta exposición se va
alternando al tiempo que la Tierra va describiendo su órbita. En todo momento,
sin importar la estación, los hemisferios norte y sur experimentan condiciones
climáticas opuestas.
El
tiempo es un sistema caótico que puede modificarse fácilmente con sólo pequeños
cambios en el entorno, por ello las previsiones meteorológicas exactas sólo se
limitan a algunos días. En conjunto, están sucediendo dos cosas a nivel global:
la temperatura está aumentando por
término medio; y los patrones del tiempo están cambiando y volviéndose cada vez
más caóticos.
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