El
ecosistema es un sistema dinámico relativamente autónomo, formado por una
comunidad natural y su ambiente físico. El concepto, que empezó a desarrollarse
entre 1920 y 1930, tiene en cuenta las complejas interacciones entre los
organismos (plantas, animales, bacterias, algas, protozoos y hongos, entre
otros) que forman la comunidad y los flujos de energía y materiales que la
atraviesan.
Todas
las formas de vida tienen la necesidad de relacionarse con el entorno en que
viven, y también con otras formas de vida. En el siglo XX, esta premisa dio
lugar al concepto de ecosistema, que se pueden definir como cualquier situación
en la que hay una interacción entre organismos y su entorno. Los ecosistemas
constan de factores bióticos y abióticos que funcionan de manera
interrelacionada.30 Los factores más importantes de un ecosistema son: suelo,
atmósfera, radiación solar, agua y organismos vivos. Cada organismo vivo tiene
una relación continua con todos los demás elementos de su entorno. Dentro del
ecosistema, las especies se relacionan y dependen unas de otras en la llamada
cadena alimentaria, e intercambian materia y energía tanto entre ellas mismas
como con su entorno. Michael Pidwirny, en su libro Fundamentals of Physical
Geography, describe el concepto así:
Los
ecosistemas son entidades dinámicas compuestas por una comunidad biológica y un
entorno abiótico. La composición abiótica y biótica de un ecosistema y su
estructura viene determinada por el estado de una cantidad de factores del
medio relacionados entre sí. Cualquier cambio en alguno de estos factores (por
ejemplo: disponibilidad de nutrientes, temperatura, intensidad de la luz,
densidad de población de una especie...) resultará en cambios dinámicos en la
naturaleza de estos sistemas. Por ejemplo, un incendio en un bosque caducifolio
templado cambia completamente la estructura de ese sistema. Ya no hay árboles
grandes, la mayor parte de los musgos, hierbas y arbustos que poblaban el suelo
del bosque han desaparecido y los nutrientes almacenados en la biomasa se
liberan rápidamente al suelo, a la atmósfera y al sistema hidrológico. Después
de un corto periodo de recuperación, la comunidad que antes eran grandes
árboles maduros, ahora se ha convertido en una comunidad de hierbas, especies
herbáceas y plántulas.
Todas
las especies tienen límites de tolerancia a los factores que afectan a su
supervivencia, su éxito reproductivo y su capacidad de continuar creciendo e
interactuando de forma sostenible con el resto de su entorno. Estas a su vez
pueden influir en estos factores, cuyas consecuencias pueden extenderse a otras
muchas especies o incluso a la totalidad de la vida.32 El concepto de
ecosistema es, por tanto, un importante objeto de estudio, ya que dicho estudio
nos proporciona la información necesaria para tomar decisiones sobre cómo la
vida humana puede interactuar de manera que permita a los variados ecosistemas
un crecimiento sostenido con vistas al futuro, en vez de expoliarlos. Para tal
estudio se toma una unidad más pequeña llamada microecosistema. Por ejemplo, un
ecosistema puede ser una piedra con toda la vida que alberga. Un
macroecosistema podría comprender una ecorregión entera, con su cuenca
hidrográfica.33
Los
ecosistemas siguientes son ejemplos de los que actualmente están sometidos a
estudio intensivo:
“ecosistemas
continentales”, como “ecosistemas de bosque”, “ecosistemas de pradera” como
estepas o sabanas), o agro-ecosistemas,
Sistemas
en aguas interiores, que a su vez se subdividen en lénticos (lagos o estanques)
y lóticos (ríos)
Ecosistemas
oceánicos.
Se
puede realizar otra clasificación de los ecosistemas atendiendo a sus
comunidades, como en el caso de un ecosistema humano. La clasificación más
amplia (sometida hoy a un amplio estudio y análisis, y también objeto de
discusiones sobre su naturaleza y validez) es la del conjunto entero de la vida
del planeta vista como un único organismo, la conocida como hipótesis de Gaia.
Los
ecosistemas se caracterizan por mantener un intercambio constante de materia y
energía que va pasando de un ser viviente a otro, a través de las llamadas
cadenas alimentarias. Las plantas (organismos productores) captan la energía
solar y sintetizan materia orgánica (alimentos), tanto para ellas como para los
organismos consumidores (animales) que la aprovechan, los cuales además pueden
luego alimentarse unos de otros.
Al
morir estos organismos actúan los descomponedores (bacterias y hongos) y los
transforman en nutrientes por el suelo, los cuales serán aprovechados por las
plantas, iniciándose así un nuevo ciclo.
Cabe
resaltar, que actualmente los ecosistemas se enfrentan a una dificultad sin
precedentes: la Humanidad. La acción incontrolada del ser humano sobre los
ecosistemas como la destrucción y fragmentación de hábitats (incendios, tala
indiscriminada, la caza y pesca sin control), el cambio climático, la
contaminación del suelo y del agua afecta su estado de “equilibrio natural”, y
el normal desarrollo y crecimiento de sus organismos en una población.
Por
ello, se han creado los decretos y leyes para la protección del ambiente. La
humanidad debe reconocer que atacar el medio ambiente pone en peligro la
supervivencia de su propia especie.
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