Si separamos el término higiene
ambiental nos encontramos con dos conceptos independientes que pueden hacernos
entender la unión de ambos. Por un lado tenemos la palabra higiene. Con ella
nos referimos a la importancia de la limpieza de determinados objetos o nuestro
propio cuerpo humano para favorecer y proteger nuestra salud. Por otro lado nos
encontramos con el término ambiental, haciendo así referencia al medio
ambiente, o lo que es lo mismo, al entorno que nos rodea. Así, podemos entender
la higiene ambiental como la importancia de contar con un entorno o ámbito lo
suficientemente limpio para que nuestra salud no se vea afectada.
Podemos tratar la higiene ambiental
como una ciencia. Ésta se encargaría de estudiar, prevenir y controlar las
condiciones medioambientales que rodean al ser humano.
En este punto es importante señalar
que higiene ambiental no es tener un suelo limpio. Existen muchos otros
factores que pueden enturbiar o ensuciar el medio ambiente. Así, hay que luchar
también por un aire puro e incluso por erradicar lo que se considera saturación
acústica o contaminación acústica, tan molesta y nociva como el aire o el agua
contaminada.
¿Por qué es importante la higiene
ambiental? La higiene ambiental es necesaria para que tanto el ser humano como
el resto de seres vivos de la tierra puedan vivir con una buena calidad de
vida. Evitando la contaminación ambiental, estamos contribuyendo a que las
vidas de todos los seres vivos del planeta sean mucho más saludables, evitando
así algunas enfermedades.
La principal causa de la
contaminación ambiental es el hombre. Con la llegada del desarrollo industrial,
son muchos los productos tóxicos que llegan a nuestra atmósfera a diario. Si
bien no es lo único que puede ensuciar el ambiente, es un factor a tener muy en
cuenta, por ello, los controles en la emisión de gases y humos son tan fuerte
en determinados países (los concienciados con este tipo de problemas).
La higiene ambiental también se
encarga de terminar con las plagas; y es que contar con plagas de roedores o
cucarachas, por ejemplo, puede ser un problema que derive en grandes focos de
enfermedades.
Evitar estos problemas pasa por
adquirir una buena educación ambiental. Debemos inculcar a los más pequeños el
peligro de este tipo de problemas y lo sencillo que puede resultar poner
nuestro granito de arena para terminar con los problemas de suciedad en el
aire, en el agua o en la tierra.ç
En este sentido podemos destacar que
en los últimos años se ha producido un importante trabajo en materia de higiene
ambiental para intentar acabar con la conocida como legionelosis esporádica,
una enfermedad de tipo infeccioso que apareció en la década de los años 70. Se
desconoce el origen de dicha patología, aunque se sabe que está producida por
la bacteria Gram negativa aeróbica. Se establece que ella nace fundamentalmente
en lo que son los aparatos de aire acondicionado, las torres de refrigeración e
incluso el estancamiento del agua.
De ahí que cada año, especialmente
en la época de verano, las autoridades pertinentes mantengan un control mucho
más exhaustivo de los citados elementos para evitar que los ciudadanos se
infecten de aquella.
La higiene ambiental incluye, por lo
general, tareas de desinfección (para controlar las bacterias y organismos que
son nocivos para la salud), fumigación, desinsectación y desratización.
Por ejemplo: si en una plaza alguien
arroja desechos tóxicos, el Estado debe encargarse de la limpieza
correspondiente a través de las oficinas vinculadas a la higiene ambiental. De
esta manera se evitará que los niños y los sujetos que pasan por la plaza se
enfermen al estar en contacto con dichos desechos.
Eliminar las ratas de una oficina
pública es otro ejemplo de cómo se protege la higiene ambiental. Estos animales
pueden generar diversas enfermedades en los seres humanos. Lo más usual, en
caso de hallarse ratas, es desalojar el sitio en cuestión y dejar actuar a los
especialistas.